Diez consejos que sintetizan la actitud
adecuada del músico-adorador
I No tendrás la música como un dios ni la plataforma como tu único territorio; reconocerás a Dios y su obra por encima de cualquier cosa, incluida la música.
II No te servirás a ti mismo ni buscarás tu auto-realización personal sino que procurarás el bien y la edificación del Cuerpo de Cristo.
III Servirás a todos, sea cual sea su edad, condición social o cultura.
IV Te asegurarás que Dios te quiere precisamente en ese lugar, contrastarás con tu comunidad el don que Dios te ha dado y revisarás constantemente tus aptitudes para el ministerio musical cristiano.
V Te alimentarás de la Palabra de Dios a diario para tener la visión de Dios y la palabra profética para cada tiempo. Perseguirás la excelencia en todo.
VI Te someterás al liderazgo de la iglesia y colaborarás estrechamente con él con amor y mansedumbre.
VII Fomentarás a través de la adoración un sentido de comunidad amplio e integrador evitando todo espíritu elitista o sectario.
VIII No usarás la música para irritar, enfrentar o dividir.
IX Tendrás un corazón de pastor para con todos los involucrados en la adoración y mantendrás relaciones sanas, profundas y significativas con quienes colabores y sirvas, apuntando a la madurez en Cristo en lo social, lo psicológico y lo espiritual.
X Delegarás, estimularás y confiarás en los más jóvenes sin dejar de respetar a los más mayores para ensanchar así los márgenes del ministerio que Dios te ha confiado. |